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Wednesday, November 16, 2005

Ayer, el Centro de Estudios Públicos (CEP), publicó una encuesta, en la que la abanderada de la Concertación, Michelle Bachelet, baja - por primera vez - la "barrera virtual" del 40% y, de paso, la suma de los votos de los candidatos de centro izquierda e izquierda extraparlamentaria, es inferior a la de los votos que recibiría la Alianza por Chile.
Esto puede darse debido al blindaje excesivo que ha sufrido por parte de sus asesores. Al iniciarse la campaña "legal" (nadie respetó los plazos establecidos por la ley para hacer campaña) los candidatos comenzaron a actuar en el escenario de la contingencia, lo que la pediátra no hizo - al menos no con tanta agresividad como sus contendores -.
Otro dato importante arrojado por el CEP, fue el alza de Sebastián Piñera, quién sumó seis puntos para su opción. La gran pregunta que flota hoy por los pasillos de las sedes de los partidos concertacionistas debiera ser: ¿Dé dónde se están fugando los votos que se le sumaron a Piñera?
La encuesta deja en claro que la lógica que todos esperaban, luego del debate realizado por Canal 13 y CNN, no se dió. La tónica era que los votos que escaparan de Bachelet, fueran para Tomás Hirsch, vale decir, que quedaran dentro del "local" zurdo. Pero al parecer los gasfiter oficialistas, no lograron preveer que la fuga podría provocarse desde el centro, más especificamente desde la Democracia Cristiana. El discurso de Adolfo Zaldívar, en el que habla de la necesidad de corregir el sistema, asustó al sector más conservador de la Concertación y alejó a los electores, enviándolos así al "empresario-presidente", Sebastián Piñera.
Por otro lado, está la apuesta de Joaquín Lavín, quién confía en el "voto oculto". Con un discurso que redunda en la batalla a la delincuencia, Lavín se ve sobrepasado por su "compañero" de pacto. Lavín apuesta al voto duro de derecha, a quienes no han sufrido la suerte de "desencantamiento generalizado" que por estos días se vive en la Alianza por Chile.
Hablando de desencantamientos, la apuesta de Piñera es de desmarcarse de lo que fue el gobierno militar. Ya lo hizo cuando recordó su preferencia por el No en el plebiscito. Lo recuerda en su franja presidencial. Hace un par de días, Piñera señaló que "no rendiría honores" al ex Presidente Pinochet, en caso que éste falleciera bajo su administración. Ojalá los delanteros de nuestra selección de fútbol supieran desmarcarse de igual manera.
Esta noche, tendremos el segundo debate presidencial. A diferencia del anterior, podemos esperar un poco más de agresividad por parte de los candidatos. Veremos a una Bachelet con ganas de sobresalir, de mostrarse y de explicitar todos sus proyectos e ideas de gobierno. El problema es que tiene un minuto y medio para exponer todo eso; Le sobrará demasiado tiempo.
De Sebastián Piñera, podemos esperar que cuente el mismo lindo cuento que nos ha contado siempre; Un país con un maravilloso sistema de salud público, casas subsidiadas por Bezanilla & Bezanilla y profesores de la "Universitas Harvariana" en colegios subencionados.
De Joaquín Lavín no esperamos más que diatribas contra la delincuencia. Nada más que eso. Un discurso en un tono enérgico y conservador. Esperemos que ésta vez resulte.
De Hirsch, no esperemos mucho. Críticas al ALCA, Bush, globalización, sistema neoliberal y cualquier cosa que excluya a las minorías que representa. Los personajes de Mundo mágico estarían felices viviendo en el mundo del candidato judío.
Para variar, cada uno creerá que su candidato fue el vencedor y reivindicará más su opción de voto. Nada nuevo.

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